Por: Fátima Rosario Zárate | Especialista en Comunicación Interna, Cultura Corporativa y Gestión del Cambio

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En los últimos años, los avances de la gestión de la comunicación corporativa en las organizaciones han sido significativos. Pese a ello, aún hay muchas áreas de comunicación que son percibidas como la agencia de noticias interna, donde su gestión se limita a la generación y actualización de contenido para sus canales, que si bien son de suma importancia para transmitir la información a los colaboradores; forman apenas una parte de la estratégica y poderosa herramienta que es la Comunicación Interna.

Se debe pensar en ella como un medio que facilita los procesos e impulsa el logro de los objetivos planteados por la organización; sobre este punto radica la gestión estratégica de la comunicación interna. Esta se logra cuando los objetivos comunicacionales provienen de los empresariales, su desarrollo es sostenible en el tiempo, influyendo a nivel emocional y racional en los colaboradores y, además, la alta dirección, desde su visión organizacional, es quien toma las decisiones de comunicación (Gálvez, 2014).

El rol de los líderes de mayor nivel en la empresa es relevante en el proceso de comunicación, pues se requiere de su confianza, compromiso y acción para gestionarla estratégicamente. Su involucramiento en la construcción y ejecución de las acciones comunicacionales es necesario para conectar a los colaboradores con la estrategia del negocio, acrecentar el sentido de pertenencia, propiciar el trabajo en equipo, entre otros.

La participación de la alta dirección, en gran parte, es conducida por el gestor de comunicación corporativa, quien cumple el rol de asesor en la toma de decisiones desde una mirada comunicacional estratégica. Para ello, debe conocer en qué punto se encuentra y hacia dónde se quiere dirigir la empresa, contar con una visión holística de la misma y, sobre todo, tener un criterio desarrollado para examinar y entender los elementos que la comprenden y las diversas circunstancias que atraviesa (Pizzolante, 2004).

Esta amplia perspectiva le facilitará al líder de comunicación, sensibilizar a sus superiores, ser convincente en sus exposiciones y planteamientos, brindando siempre datos que lo sustenten (Costa, 2015) y alinear sus propuestas a los objetivos organizacionales. En caso estos no existan o no se tengan claros, es deber de la empresa y del comunicador interno ejercer una presión mutua para que estos se definan según las necesidades del negocio. Trazar objetivos fuertes y ambiciosos logrará máximos beneficios para la empresa, de la misma forma, al comunicador le permitirá que su labor genere un gran impacto (Formanchuk, 2018).

El reto que tenemos los comunicadores organizacionales es ver y trabajar para que otros vean la comunicación interna desde una visión estratégica. Como un medio potente que ayuda a la empresa a lograr sus objetivos a través de acciones de comunicación que facilitan los procesos de las diferentes áreas que la componen, y de esa manera lograr una mayor productividad y competitividad en el mercado. Por consiguiente, gestionar una comunicación estratégica otorga una ventaja diferencial, posicionándola como una inversión.

Bibliografía

  • Gálvez, Norma. (2014). Comunicación estratégica: el plus en la gestión empresarial. Revista Estrategas, (1), p. 19-28.
  • Pizzolante, I. (2004). El poder de la comunicación estratégica. Bogotá, Colombia: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
  • Costa, J. [Miguel Ugaz]. (2015, abril 5). Entrevista a Joan Costa [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=9aHvLsxBF7M
  • Formanchuk, A. [Alejandro Formanchuk]. (2018, mayo 7). Una nueva visión sobre la Comunicación Interna [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=l79vpPUH50A

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